domingo, 6 de mayo de 2012

OBSERVATORIO SOLAR DE 4.500 AÑOS EN "LOS BARRUECOS" CÁCERES

Juan Rosco señala el haz de luz; arriba, el orificio natural. :: ARMANDO
Los rayos del sol que pasan por el agujero natural de una roca solo alumbran totalmente un grabado en los equinoccios


«La primera vez que vi la roca, me llamó la atención que tiene un agujero natural por el que pasa la luz del sol. Luego me fijé que en el interior de la roca, ahuecada por la erosión, hay unos grabados y comencé a pensar si en determinadas épocas del año la luz llegaría a los grabados. El haz de luz llegaba a ellos alrededor de las dos de la tarde y después de dos años y medio de observación, de irme...
a Los Barruecos a la hora de comer armado de tortilla, he comprobado que la luz solo alumbra un grabado totalmente en los equinoccios. Es decir, los dos días del año en los que el día tiene igual número de horas que la noche: el 21 de marzo y el 22 de septiembre».
 La roca de la izquierda es la que tiene el orificio por el que pasa la luz e ilumina el petroglifo. :: ARMANDO
De esta forma tan didáctica y sencilla Juan Rosco Madruga (Montánchez, 1950) cuenta a HOY la forma en la que ha descubierto en Los Barruecos un observatorio astronómico de la Edad del Cobre, del calcolítico (de mediados del tercer milenio antes de Cristo). Maestro, licenciado en Geografía e Historia, Juan Rosco ha dirigido excavaciones arqueológicas y fue uno de los primeros en darse cuenta de que unas ruinas que estaban a 5 kilómetros de Alcuéscar, usadas para guardar vacas, eran los restos de una imponente iglesia visigoda del siglo VII, que una vez rehabilitada en los años ochenta se ha convertido en uno de los monumentos más destacados de la Península de la época visigoda: la iglesia de Santa María del Trampal. Rosco es disléxico, tiene una gran facilidad para ver y pensar con rapidez en imágenes, lo que le ha ayudado a convertirse en uno de los más importantes poetas visuales de España. Su dislexia seguramente tiene mucho que ver con la facilidad con la que vio en su mente este nuevo descubrimiento en Los Barruecos, uno de los más extraños parajes que hay en Europa. Se encuentra en el término municipal de Malpartida de Cáceres, a solamente unos 15 kilómetros de la ciudad de Cáceres.
El lugar en el que se ubica la roca con el agujero natural por el que se cuela la luz está cerca de la 'Peña del Tesoro' en donde, según explica María del Carmen Díez González en su libro 'Arte y desarrollo urbano de Malpartida de Cáceres', hay numerosos motivos pictóricos y grabados, «que tienen la peculiaridad de ser los únicos en la Península - junto con los de la zona de Trujillo - que aparecen en rocas duras de tipo silíceo». Entre esos grabados se encuentra el que es iluminado por el haz de luz, que, según los especialistas, es un ídolo de tipo antropomorfo. Rosco comenta que es un antropomorfo en forma de 'Y' invertida, con sexo, al que le faltan los brazos. Al lado de la 'cabeza' de esta figura hay una cazoleta (pequeño hueco artificial) que podría representar un disco solar, como los que figuraban en las representaciones de los dioses egipcios.
Hay expertos que indican que los grabados que hay en Los Barruecos son del calcolítico; es decir, de la Edad del Cobre; y que se constata la presencia de cazoletas ya en el cuarto milenio. Muy cerca de...
la roca empleada como medidor de equinoccios hay varias tumbas con forma humana excavadas en la roca.
Juan Rosco comenta que lo que él ha descubierto puede ser la punta de un iceberg, ya que junto al petroglifo que se alumbra en los equinoccios hay otras dos figuras. Estos grabados están en una especie de túnel en donde llama la atención que hay más cazoletas, tres de ellas en curiosa línea recta.
La gran roca horadada, que desde un punto de vista determinado parece la figura de un perro de espaldas, está junto a otra roca con forma de seta y una tercera con apariencia de pecho de mujer. Frente a estas tres rocas hay una gran mole de granito, que es una plataforma ideal para contemplar el cielo a la que solo se puede subir por un lado gracias a varios peldaños tallados en la piedra.
Juan Rosco no duda de que si se hicieran excavaciones en esta zona, habría otros hallazgos importantes. Una vez que ha dado a conocer este descubrimiento, comenta que ahora le corresponde a las distintas administraciones su puesta en valor, «deben implicarse todas, desde la local a la autonómica y nacional, e incluso a las supranacionales como la Unesco, para que el hallazgo sea protegido y las generaciones venideras disfruten de la contemplación del fenómeno».
También piensa que en el cercano centro de interpretación de los Barruecos se debería recrear el recorrido de la luz en el grabado, que no duda que hará que aumenten las visitas a este paraje declarado monumento natural en 1996.

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